Proyecto «Un mundo de Artistas» 2014/2015

un mó—n d'artistes logoGrupos de Arteterapia para niños y niñas en edad de latencia.

Rosa Barquero

Este proyecto está gestionado por La Casa Amarilla y financiado por la Generalitat de Catalunya.

Durante este curso hemos realizado 30 sesiones con los dos grupos de arteterapia del CEIP Pau Vila, de Barcelona, formados por los 25 alumnos y alumnas de 6º de Primaria.

Esta experiencia les ha ofrecido la oportunidad de tener un nuevo espacio en la escuela, un lugar de encuentro consigo-mismos y con los demás, a través del arte. Han explorado sus recursos creativos, a la vez que han re-descubierto sus relaciones.

Estos grupos de arteterapia se han realizado bajo una metodología no directiva, diferenciándose totalmente estas sesiones de las tradiciones clases de arte.

Los alumnos necesitaron un tiempo para aprender a gestionar su tiempo. Pudiéndose expresar libremente a través de los materiales plásticos y compartiendo el proceso creativo con sus compañeros y compañeras, en un ambiente de respeto y tolerancia. Con momentos intensos, divertidos, reflexivos, de silencio o alboroto, donde la intimidad se hacia un hueco y donde tímidamente la confianza afloraba, para tomar una evidente presencia entre ellos, de la que hasta entonces no habían podido disfrutar con tanta conciencia. 

¿Cómo se desarrolla una sesión del Taller de Expresión Creativa/Artetapia de Un mundo de Artistas?

Entramos en la sala. Las sillas están dispuestas en círculo. Los materiales sobre las mesas de trabajo y el armario abierto de par en par. Sus carpetas y sus cajas colocadas cerca de la ventana, por donde entra tal cantidad de luz que inunda la sala.

Las chicas se sientan normalmente juntas y los chicos, a su vez, hacen lo mismo. Rara vez se mezclan entre ellos, cosas propias de la edad. Aunque poco a poco y con el paso de las sesiones, el espacio físico ocupado dejaba de ser tan importante, ahora lo era el entendernos, el observar las diferencias, el sentirnos iguales.

Uno de los grupos esta compuesto por 12 miembros y el otro por 13, más los arteterapautas, Benjamín  Guerrero y Rosa Barquero en un grupo y Pati Rosales y Rosa Barquero en otro, trabajando en coterapia.

Una vez sentados en el círculo nos tomamos un tiempo para centrarnos en el «aquí y ahora» y poco a poco quedan atrás las conversaciones del patio, del control de mates, de la pelea de esta mañana…  Traen al círculo aquellos temas que más les interesan y prevalece aquel que es realmente significativo.

Luego, pasados los primeros 15 minutos el grupo se levanta de un impulso a trabajar. Es abrumador ver las ganas que tienen de crear, devoran el tiempo, les falta, desearían continuar, siempre! ¿No sería maravilloso que tomaran toda su educación con estas ganas? Tal vez si aquello que pretendemos enseñarles fuera realmente significativo (como sus temas que prevalecen) y se les ofreciera desde la libertad, el respeto y el amor… Devorarían también el conocimiento!

Para ir terminando, los chicos y chicas vuelven al grupo, esta vez casi todos con las manos llenas, muestran sus obras si quieren. Les damos la libertad de decidir si quieren o no hacer obra y mostrarla, respetamos sus procesos, hay días para todo. Quizás sea este el momento que más les cueste, las obras son como un libro abierto de sus capacidades y dificultades. Sus obras les exponen y tal vez sientan que «demasiado». Al principio ellos mismos parecían esconderse mostrando sus obras desde dentro de sus cajas o detrás de sus carpetas, sesiones después las obras se encontraban en el suelo, todas juntas en el centro del círculo, protegidas por todos.

Que difícil se hacía, a veces, escucharse, respetarse el turno, esperar… Escuchar, respetar, esperar… parece que son conceptos que no entran en el currículum académico de nuestras ecuelas. Y me pregunto ¿Quién les escucha? ¿Quien respeta sus ritmos, sus capacidades, sus ideas, pensamientos, inquietudes…? ¿Qué concepto del tiempo se les enseña? ¿Qué se les enseña? Mates, lengua, 30 minutos de juego, gimnasia, música, ciencias, deberes… en un solo día, de lunes a viernes suman un total de 30 horas a la semana.

Las sesiones duraban 1 hora 30 minutos, 90 minutos en los que podía aparecer entre nosotros un robot articulado de material reciclado, una serpiente de arcilla, un cóctel mortífero de pintura, bebés, personajes de nombres raros, casas, sobres con mensajes secretos, juegos, muñecas, dibujos copiados o inventados… 270 minutos y cientos de imágenes han sido el resultado de nuestro trabajo. Muy a nuestro pesar, las imágenes no pueden mostrarse, pues forman parte de la intimidad de nuestros chicos y chicas, son material confidencial.

 

Y llegó el fin de curso…

Acabamos el curso, esta vez con la sensación de llevarnos la mochila bien llena. Los chicos y chicas dejarán el colegio, para en unos meses, comenzar el instituto. Tienen ganas de conocer amigos nuevos y vivir nuevas experiencias. Se despiden, con todo lo que conllevan las despedidas, la tristeza de lo que queda atrás y la agitación que provoca lo desconocido. 

Y entonces les preguntamos, ¿Qué es lo que más te ha gustado de esta experiencia?

Y esto fue lo que respondieron:

«Crear con mis compañeros»

«Ser libre para crear»

«Estar con los compañeros, ver lo que hacen y poder confiar en ellos»

«Los momentos de risa»

«Que puedo crear todo lo que quiera»

«Poder confiar secretos»

«Abrirme a la gente, pero me ha costado, casi no lo consigo»

«La libertad»

Agradecemos al equipo educativo de la escuela todo su apoyo  y atención, en especial a Roser Noguera, tutora del grupo. A Benjamín Guerrero y Pati Rosales por su coterapia, su profesionalidad y sensibilidad. Y a los chicos y chicas por disfrutar y confiar en nosotros.

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